Existen las malas personas y así las puedes reconocer fácilmente

Existen las malas personas y así las puedes reconocer fácilmente

by in Emociones, Relaciones 17/05/2023

Los expertos recomiendan alejarse de ellas o
establecer un escudo de protección para evitar que
su actitud nos amargue la existencia


Todos conocemos personas tóxicas, que tienen actitudes muy negativas
frente a la vida o los demás, que intentan manipular y llevarte a su terreno o
que ejercen su influencia para hacértelo pasar mal. Son lo que conocemos
comúnmente como malas personas. Estos individuos no tienen por qué sufrir
un trastorno de la personalidad. Simplemente, tienen esta actitud frente a la
vida por causas adaptativas. Las malas personas generan sufrimiento en el
entorno, pero ellas también padecen.


Qué es ser una mala persona? 


Dar una definición exacta de lo que es una mala persona es bastante difícil.
Podríamos decir que las malas personas son aquellas con malas intenciones,
es decir, aquellas que actúan para hacer el mal de manera consciente,
sistemática y sin remordimientos.


Ser mala persona sin tener un trastorno de la personalidad
Hay personas que son malas porque tienen un trastorno de la personalidad. Sin
embargo, hay otras que son malas porque sí. Es cierto que existen personas
con una conducta de ‘maldad’ hacia su entorno que no responden a trastornos
de personalidad, más bien a una forma de ser y funcionar en la vida. 
Por ello, no se debe identificar el ser mala persona con tener un trastorno
mental, ni pensar que es más probable ser malvado si se tienen problemas
psicológicos. Evidentemente, hay malas personas que tienen trastornos de la
personalidad, del mismo modo que hay malas personas que no tienen ningún
tipo de trastorno.
La mala persona tiene un fondo básico de emoción negativa hacia los demás,
sin que los otros hayan hecho nada para merecer eso.

Forma parte de su vida, de forma significativa, ese componente hostil hacia el
otro y si pueden perjudicar de alguna manera lo harán, sin sentimiento de
culpa alguno y justificando por entero sus actos.
Hay un punto importante en esto y es que todos hemos podido obrar mal en
varios momentos de nuestra vida y eso no nos convierte en malos. Sin
embargo, estás personas tienen mucha energía hostil de forma crónica y forma
parte de su repertorio habitual de conducta.


Las personas malas nacen o se hacen?


No hay un ‘gen’ de la maldad. Lo que realmente influye en si una persona es
buena o mala son sus vivencias. Si se ha sentido protegido, si ha vivido una
infancia plena, si ha recibido el suficiente afecto, si ha tenido a gente que le
guiase y le apoyase en los malos momentos. Es precisamente cuando no se
cubren las necesidades más básicas cuando se desarrollan los rasgos de la
personalidad que normalmente caracterizan a las malas personas: egoísmo,
narcisismo, sed de venganza…
Así, como en casi toda conducta, puede haber parte innata y parte aprendida.
Se debería poder distinguir entre la ira, que es una emoción activadora que
sirve para equilibrar las emociones cuando ha habido algo perturbador, del
concepto hostilidad, que se relaciona más bien con ese pensamiento negativo
hacia los otros y que se va alimentando constantemente. La hostilidad puede
durar toda una vida, siendo el esquema de la persona ‘mala’, mientras que el
enfado viene y se va.


Cómo distinguir a una mala persona? 


Hay muchos tipos de malas personas y hacer un retrato fiel de todas ellas es
misión imposible. No obstante, las malas personas a menudo se sienten
superiores a los demás y por eso no les importa hacer daño o faltar al
respecto. Si tú eres humano y asumes que el resto de la gente es menos que
tú, entonces llegas a la conclusión de que son infrahumanos y que no tienen
por qué tener tus mismos derechos. De ahí que no les importe ser hirientes,
mentirosos, ni manipuladores.
La energía de una mala persona se percibe de inmediato, aunque se pongan
una máscara para poder encajar en sociedad. De hecho, es probable que se
les desenmascare en poco tiempo y que se descubra esa hostilidad que tienen
hacia los otros o hacia uno mismo.
Asimismo, las emociones habituales de estas personas son
amargura, venganza, odio desproporcionado e injustificado, envidia sin causa
y un constante estado de activación negativa.
Sus pensamientos son rumiantes, obsesivos y hostiles hacia la persona o
personas objetos de su rencor.
Sus conductas frecuentes son la manipulación, la crítica y la mentira como
forma de obtener control y que las cosas sean como ellos quieren.
Hay que insistir en que no tienen por qué tener una razón objetiva y real para
poner en marcha su maldad.

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