Terminé una relación de pareja y me siento fatal
Finalizar una relación amorosa es un proceso de pérdida conocido como un duelo. La ruptura de pareja es una de las situaciones de duelo más difíciles de superar, porque la persona no desaparece (como cuando muere) sino que sigue existiendo y viviendo pero sin nosotros, probablemente nos tocará ver cómo rehace su vida con otra persona, nos lo(a) encontraremos por la calle, veremos a sus amigos y familia y tendremos que pasar por una serie de situaciones que no nos serán gratas.
Cuando una ruptura es unilateral, es decir, sólo una de las partes quiere dejar la relación, se dan una serie de fases en el duelo de la persona “abandonada”:
- Negación: En esta fase el corazón, en lugar de la cabeza, gobierna nuestro sistema de creencias al tratar de adaptarse a la idea de vivir sin la persona. “A pesar de que sabemos que la relación ha terminado, realmente no lo creemos”, afirma. Pese a que todo indique lo contrario, no podemos dejar de fantasear con que las cosas de alguna manera se resolverán y vemos atisbos de esperanza ocultos en las señales claras de que todo se acabó. Además, estamos más susceptibles a enviar mensajes de texto por la noche, dice la experta.
- Ira: El enojo puede manifestarse de maneras diferentes. Por ejemplo, ira hacia el ex (‘¿Cómo pudo hacerme esto a mí?’ ‘¿Por qué fue tan egoísta?’”), rabia contra Dios o el universo (“¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Tendré una maldición?”), enfado hacia personas o situaciones asociadas a la ruptura (contra otra mujer, los cambios, etc.), e ira contra personas que no están de acuerdo contigo (“¿Puedes creer que ellos todavía quieren ser amigos de él después de lo que me hizo?”).Esta es la fase en la que creemos que es una buena idea decirle a todo el mundo lo imbécil o mala persona que era nuestro ex. También creemos que es importante enviar mensajes de correo electrónico haciéndole reproches, para que “no se salga con la suya”.
- Negociación: La negociación regularmente va de la mano con la negación. En esta etapa se puede buscar alguna posible manera de hacer que la relación funcione por medio de negociaciones, chantajes o incluso “magia”. Por ejemplo, decirle al ex que cambiarás o que irás a terapia para subsanar el problema de carácter que tenías, o decirle que está haciendo daño a los niños o a su familia, alejándose. Pero no todos negocian directamente con el ex, otros apelan a poderes fácticos, prometiéndose a sí mismos que serán mejores personas si vuelven con el ex, hacen mandas u otros acuerdos similares. Durante esta etapa, es común que las personas se interesen en las cartas del tarot o “videntes”. También se recurre a amigos o familiares para que lo hagan “entrar en razón”.
- Depresión: Durante esta etapa es normal sentirse cansado, querer desconectarse de la gente, estar solo, llorar y pensar mucho, tener problemas para dormir o dormir demasiado, perder el apetito o comer en exceso, aumentar el consumo de drogas o alcohol, y experimentar sentimientos de desesperanza. Esta última sensación es la más penetrante y debilitante, dice la experta, porque nos lleva a pensar que nada volverá a ser igual, que nunca seremos felices, que no saldremos adelante y nada estará bien en el futuro.
- Aceptación: En la última fase, somos capaces de “hacer las paces con la pérdida”. “No siempre viene de repente, sino que generalmente ocurre de manera gradual, poco a poco, intercalada con alguna de las otras fases. La aceptación no siempre implica armonía”, explica, añadiendo que tiene que ver con dejar ir de la relación y salir adelante lentamente. “A veces se siente como si esta fase nunca vendrá” señala la experta, indicando que si eso ocurre es porque estás luchando aún con alguna etapa anterior.
Es necesario ser consciente de que llegará un momento en que todo pasará.
Todos manejan de manera diferente su duelo, dependiendo de la situación que llevó a término la relación de pareja. Según estudios realizados por la Universidad de Yale, la infidelidad es una de las principales causa de la ruptura. Quienes terminan su relación por este motivo tienden a la pseudo-aceptación, el desaliento, y dejan de lado la negociación. Esto indica que cada condición define el proceso de duelo que vivirá una persona.
Una de las diferencias más marcadas en la pérdida por muerte y la pérdida de una relación amorosa es que, en una muerte el individuo enfrenta un final definitivo, sin las expectativas del nuevo comienzo que a menudo acompañan al proceso por rompimiento amoroso y que conducen a prolongar el duelo.
De acuerdo a distintos estudios realizados en el año 2014, para aquellas parejas que han estado juntas por más de 7 años, el duelo dura un promedio de 2 años. Para aquellas que han permanecido juntas menos de este tiempo es de 6 meses.
Independientemente del tiempo, terminar una relación siempre es algo doloroso. Estas pautas te pueden ayudar a superar esta situación:
- Cierra el ciclo: “Cuando se acaba una relación, se acaba una etapa, no se termina tu vida”. Es importante aprender a cerrar ciclos en la vida, para poder seguir avanzando en tu propia historia de vida. No podemos estar retrocediendo y quedarnos estancados en el pasado.
- Energía Dirigida: Evita que tu energía se malgaste. Pasas parte del día pensando en él/ella, atormentándote, culpándote y dejas de vivir en el presente. Tu mente llega a convertirse en tu peor enemiga. Es importante que te alíes y la ocupes de asuntos de provecho, concretos y realizables. Evita hacerte la pregunta ¿Qué hice yo? Ya basta de reprocharte y culparte por cosas del pasado. Seguramente tu relación terminó por situaciones de los dos. No te estanques en buscar un “presunto culpable”. Enfócate en renovarte y en preguntarte: ¿hoy qué voy hacer por mí? El que te responsabilices de ti te ayudará a recuperarte.
- Enfócate en ti: Después de un tiempo de terminar la relación te das cuenta que no sabes estar solo(a). Siempre has estado al servicio del otro: consintiendo, mimando, ayudando, esperando, resolviendo. ¡Hoy es diferente! Date cuenta que al final del día te encuentras contigo mismo(a). Es a ti a quien debes de conocer, cuidar, proteger y responsabilizarte de ti mismo(a).
- Encuentra lo bueno de esta situación dolorosa que vives: Convierte tu relación en un aprendizaje del pasado para proyectar hacia el futuro. Decide con qué recuerdos, experiencias y momentos te quedas para crecer y lo que quieres desechar para no volver a vivirlo. De esta forma aprenderás a no repetir patrones dolorosos y abrirte la puerta al cambio.
- Retoma el equilibrio: Es común que al terminar te puedas encerrar de forma excesiva en el trabajo, el ordenador, ejercicio etc. como una manera de contrarrestar la depresión, esto provoca aislamiento y mayor estrés. Es importante que para retomar el control de tu vida recuperes poco a poco el equilibrio sano y combinado del trabajo, amigos, ejercicio, familia, espiritualidad, etc.
- Reconstruye tu plan de vida: Si piensas que tu pareja era tu vida, ¡te equivocas! Empieza a buscar todo aquello que te hace feliz. Traza metas a corto, mediano y largo plazo. Saber que estás haciendo algo por ti, te ayudará a vivir con más energía, motivación y actitud.
- Agradece: Agradecer, ayuda a liberarte de emociones negativas que evitan un paso hacia adelante. Quedarte con rencor o rabia, enferma tu cuerpo. Recuerda que las emociones no expresadas provocarán que comiences a somatizar (enfermedades manifestadas por el cuerpo). Agradece lo que fue, lo que aprendes y suelta lo que no quedó en ti.
Equipo Maché Blog
[…] la pareja es bastante frecuente y difícil de manejar ya que está mezclada con otras muchas sensaciones y […]