Para acabar con el sufrimiento tienes que entenderlo
En psicocode.com Por María Ibáñez y Jesús Jiménez
Se suele decir que no es lo que le ocurre a uno lo que le hace sufrir o no, sino cómo lo vive. ¿Pero de qué depende poder vivir las cosas de una manera o de otra?
Un ejemplo. Dos niños van a la playa por primera vez. Uno llora y siente miedo al ver el agua y las olas. De ninguna manera quiere acercarse a la orilla. El otro niño ve el mar y salta de alegría, corre hacia el agua con deseos de meterse en ella. El mar es el mismo, por lo tanto, el miedo o la alegría de cada infante depende de cómo interpreta lo que está viviendo.
¿De qué depende? De las ideas o conclusiones previas que la mente ya contiene, esto es, del condicionamiento. Por tanto, es de vital importancia poner orden en la mente, descubrir las ideas erróneas que, inevitablemente, producirán dolor.
Por eso, la única forma que el ser humano tiene de resolver el sufrimiento definitivamente, en su raíz, es entendiendo, entendiéndose.
Estrategias equivocadas
Cuando alguien se resigna al malestar, éste suele aumentar hasta que resulta insoportable. Si la persona se rebela contra el malestar, o las situaciones que lo producen, se centrará en buscar culpables o culparse. Entonces la vida se convierte en una lucha sin fin que generará odio, rencor y desesperación. En ambos casos aumentará el sufrimiento.
Otra falsa solución es intentar obviar el malestar, minimizarlo, dejarlo pasar, no pensar en ello, olvidarlo, distraerse. Pero olvidar un problema no lo resuelve, solo lo pospone.
Otras veces se intenta aceptar el sufrimiento, abrazarlo. Pero eso es como si te duele una muela y “abrazas” el dolor. No luches contra el dolor, pero tampoco lo abraces. Que el dolor esté ahí te da la oportunidad de saber que algo anda mal en la muela, y lo que debes hacer es resolverlo. A nivel psicológico es similar. El sufrimiento indica que algo falta por entender y hay que aprender a resolverlo.
No hay duda, todo sufrimiento tiene solución
Acabar con el sufrimiento es un reto complejo que sólo se puede afrontar si tratas de comprender las causas de ese sufrimiento. Pero no las causas externas que desencadenaron el dolor, hay que desvelar las causas psicológicas internas. Es posible si no te conformas con eliminar los efectos, incluidos los pensamientos disruptivos, las emociones y sensaciones desagradables.
Habitualmente se acumulan los problemas, es decir, se busca una salida rápida que deja el problema sin ser comprendido en profundidad. Por ejemplo, si ves que eres inseguro y quieres que esto cambie. Puedes proponerte ser seguro, y entonces negarás, tratarás de controlar o reprimir todo lo que te haga sentir inseguridad. Esto no resuelve la inseguridad, y aumenta el malestar psicológico a medio y largo plazo.
En realidad, debería descubrir qué es la inseguridad, por qué surge, cómo se manifiesta, cuál es su raíz… No debes tratar de ser seguro, sino aprender a resolver la inseguridad.
Por otro lado, los buenos propósitos y la fuerza de voluntad pueden ayudar a superar una situación coyuntural, pero por sí solos nunca funcionan a largo plazo en el terreno psicológico, a lo sumo pueden cambiar el efecto de un problema por otro, ambos con una causa común que seguirá sin resolverse; por ejemplo, dejar de fumar sin resolver la ansiedad y comenzar a comer compulsivamente. Además, los buenos propósitos suelen conllevar una lucha contra uno mismo, lucha que acaba siendo un nuevo problema sumado al anterior.
Cuando se han intentado varios cambios de este tipo, buscando una solución rápida o que dependa de la fuerza de voluntad, y al comprobar que no dan resultado (pues tarde o temprano la fuerza de voluntad flaquea o las emociones reprimidas brotan con más fuerza), se suele llegar a la conclusión de que no se puede hacer nada, que hay que “gestionar” el malestar porque es inevitable. Pero eso es un grave error.
El verdadero cambio
El verdadero cambio, la transformación de uno mismo es posible, pero hay que afrontarla en profundidad. Esto supone que, una vez que reconoces un problema, que eres consciente de que sufres por un conflicto, no debes tratar de cambiarlo inmediatamente. Debes aprender a investigar en tu interior, a afrontar las emociones y comprender a fondo tu ‘funcionamiento’. Aprender sobre tu constructo de ideas y hábitos de pensamiento, tus emociones y tu comportamiento. Hacer esto y solucionar el problema es la misma cosa.
En el terreno psicológico, para poder vivir de otra manera los hechos que nos acontecen, hay que hacer una transformación interna, yendo al origen de las respuestas, del comportamiento, emocionales y mentales. Perdiendo el miedo a lo que se siente, y siendo consciente de lo que se piensa, se puede entender lo que aún no habías entendido.
Photo Credit: Jennifer Wettig
Jesús Jiménez es Psicólogo Clínico y Educativo, Certificado Europsy y miembro de la American Psychological Association. María Ibáñez es Psicoterapeuta y D.U. Enfermería. Dirigen el Centro de Psicología e Introspección. Web: introspeccion.com
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