Asertividad para un bienestar integral

Asertividad para un bienestar integral

by in Artículos, Bienestar, Potencial humano 17/09/2020

TE LIBERA Y LES LIBERA. Si bien la química generada en el organismo por las emociones tiene un cada vez más conocido efecto en nuestra salud, una comprensión cabal de esto implicaría asumir la responsabilidad por lo que sentimos y, asimismo, por las actitudes vitales y creencias en que se basan nuestras respuestas ante las diversas situaciones de la vida. Cuando nos damos cuenta de que lo que uno siente es -al fin y al cabo- asunto de uno mismo y que no podemos esperar que otros cambien o se adapten a nuestros deseos personales y expectativas o a lo que creemos que “debería” ser la vida, estamos dando un paso fundamental en nuestra madurez de conciencia, en nuestra integridad y, por ende, en nuestro bienestar a todos los niveles. Todo ello está, además, en el mismo núcleo de lo que conocemos como asertividad o empoderamiento individual (o colectivo), como veremos en este interesante artículo, que compartimos hoy en Macheblog.

Las 5 claves de una mentalidad asertiva

En un artículo anterior titulado «10 tips para ser asertivo sin dejar de ser uno mismo» describíamos una serie de consejos para llevar a buen fin un cambio que nos convirtiera en en personas menos sumisas, más fuertes y seguras, más asertivas en definitiva. En ese artículo nos referíamos básicamente a comportamientos, conductas o acciones objetivas orientadas a ese fin.

Pero mejorar la capacidad asertiva requiere cambiar primero la forma de pensar. Necesitamos deshacernos de las limitaciones que en forma de creencias incorrectas o distorsionadas nos impiden ser asertivos. Hoy ofrecemos algunas sugerencias para que nuestra forma de pensar ayude a aumentar nuestra capacidad asertiva, en lugar de limitarla:

1. Establece límites claros

El primer paso para dejar de ser una presa fácil es el establecimiento de límites. Los límites son las reglas que cada cual se crea para sí mismo, y que guía y dirige a los demás en cuanto a lo que es un comportamiento permitido a su alrededor. Las personas pasivas normalmente no tienen esos límites y permiten que otros invadan su espacio y sus propios derechos.

Hay una serie de límites que no son negociables. Cosas con las que estamos comprometidos profundamente: la familia, la salud, la fe, las aficiones, el bienestar psicológico, etc, Estos límites nos definen como personas. Si aún no conoces cuáles son tus límites innegociables, tómate un tiempo para averiguarlos. Una vez hecho, debes establecer un compromiso firme y permanente con ellos.

2. Asume la responsabilidad de tus propios problemas

La «buena gente» confía en que alguien vendrá a arreglar sus problemas. La persona asertiva entiende que sus problemas son su propia responsabilidad. Si ves algo que necesita cambiar en tu vida, toma medidas al respecto. Si no estás contento con algo en tu vida, empieza a cambiar las cosas ahora.

3. No esperes a que la gente lea tu mente

A menudo esperamos que los demás reconozcan nuestros deseos y necesidades sin tener que decir una palabra. Sin embargo, la lectura de la mente no parece algo posible en un futuro próximo. Si quieres algo dilo, si algo te molesta, habla. Nunca asumas que la gente conoce todas tus necesidades o deseos. Generalmente no suele ser tan obvio como podemos pensar.

4. No eres responsable de cómo se sienten o se comportan los demás

Las personas pasivas y las agresivas comparten un problema similar: ambas se creen responsables de cómo se sienten o se comportan los demás, aunque de manera diferente.

La persona agresiva asume la responsabilidad de la conducta y las emociones de los demás, ejerciendo su voluntad a través de la fuerza física, mental o emocional.

El sujeto pasivo sin embargo asume la responsabilidad de la conducta de los demás doblegando constantemente su voluntad a la voluntad de otros. Sienten que es su obligación asegurarse de que todo el mundo es feliz, incluso si eso significa que ellos mismos son absolutamente infelices.

La persona asertiva reconoce que no es su misión controlar o preocuparse por el comportamiento de los demás y que es sólo responsable de la forma en que se comporta y se siente. No vas a creer la cantidad de estrés y ansiedad que dejarás por el camino una vez que entiendas esto.

Esto no quiere decir que debas ser un idiota desconsiderado y no debas tener en cuenta los sentimientos o situaciones de los demás. Sólo significa que no es necesario ser tan excesivamente considerado como para dejar de defender tus valores para no molestar u ofender a alguien. Esa es su responsabilidad, no la tuya.

5. Eres responsable de las consecuencias de tus palabras y acciones

La afirmación de uno mismo no es una tarea fácil, y puede llegar a tener consecuencias desagradables. Pero parte de ser asertivo es asumir la responsabilidad de esas consecuencias, pase lo que pase. Hacer frente a esas consecuencias es mucho mejor que tratar de vivir una vida frustrada e infeliz.

La asertividad lleva tiempo. No pienses que mágicamente te convertirás en una persona asertiva con sólo leer este artículo. La asertividad requiere tiempo y práctica. Vas a tener días buenos y días malos. Sólo sé persistente con tus esfuerzos y obtendrás los frutos esperados.


Fuentes:
“Quit Being a Pushover: How to Be Assertive”. Art of manliness. Brett & Kate McKay

Imagen cortesía de HotBlack

Psicopedia.org

 

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